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Después de unos días de city, ya hemos vuelto a zonas playeras. Los últimos 10 días los hemos pasado en la islas de Bohol y sobretodo en Panglao.
Bohol y Panglao son dos islas pegadas una al lado de la otra, que en la práctica se podrían considerar como una ya que están unidas por unos puentes.
Nosotros teníamos el apartamento en Panglao, que es donde están las mejores playas y la zona más animada de bares y restaurantes.
Lo malo es que la nota predominante de estos días ha sido la lluvia. No ha habido día en el que no haya llovido en algún momento, y varios días casi ni hemos podido salir de casa.
Aún así hemos podido ver todo lo esencial.
La mayoría de días hemos dado paseos por la playa de Alona, que es la más conocida y concurrida de Panglao, y es donde se concentran todos los restaurantes, bares y gente. La playa está bastante masificada, aun así hay alguna que otra zona que está bien. Tambien había un trozo de playa que estaba en obras, con dos grúas enormes enmedio de la arena y unos socavones enormes. Bastante horrible la imagen.
También hemos ido a la playa de Dumaluan, a la que se puede llegar por carretera, y está playa sí que nos ha gustado mucho. Bastante larga, con aguas turquesas y transparentes, y pocos hoteles y gente. La pena es que solo hemos podido ir un par de tardes y en ambos casos hemos tenido que huir por patas ya que cuando llevábamos un par de horas empezó a diluviar.
Luego hicimos una excursión de snorkel a la pequeña isla de Balicasag, pero aparte de un par de tortugas no había casi nada. Nada de corales y unos pocos peces. También dimos una vuelta andando a la isla, y el lado en el que no estaban aparcados todos los "miles" de barcos de las excursiones, la verdad que estaba bastante chulo, pero apenas pudimos estar porque solo se podía estar un par de horas en la isla (incluyendo el rato de snorkel).
Y la última excursión fue al interior de la isla de Bohol, que es más tipo naturaleza salvaje, y es donde se encuentran uno de los sitios más famosos de filipinas, las "Chocolate Hills", que son un montón de montañitas pequeñas (de media 50m de altura) con forma cònica todas casi iguales entre sí. La verdad que habíamos visto muchas veces las fotos, pero en directo nos parecieron mucho más bonitas y el paisaje mucho más impresionante.
Al lado de las chocolate hills está el río Loboc, que va por enmedio de la selva, y por la zona tienen todo tipo de actividades para turistas (tirolinas, quads, puentes colgantes, cruceros por el río...), pero nosotros sólo fuimos a ver un centro donde tienen unos animales autóctonos muy pequeñitos llamados "tarsiers", que nos parecieron súper monos. Y por último fuimos a ver unas cascadas que a pesar de que la cascada en sí no era nada espectacular (de hecho dudaríamos en llamarle cascada), sí que nos permitió ver el paisaje salvaje de las laderas del río Loboc.
La isla curiosamente está plagada de turistas coreanos. En otros destinos que hemos ido también hay, pero aquí la proporción es mucho mayor. Y es que el aeropuerto de la.isla tiene vuelos directos a Corea. Asique la isla también tiene un montón de restaurantes y supermercados coreanos.
En fin, que la isla, aunque tiene unas cuantas cosas chulas, tampoco es que nos haya encantado, aunque hay que reconocer que las sensaciones también son peores por el mal tiempo predominante.