Después de dejar Vietnam, empezamos nuestra andadura por Laos, concretamente por su capital, la poco conocida Vientiane.

No teníamos muy buenas referencias sobre esta ciudad, por eso solamente hemos estado 3 días. Pero una vez más, cuando las expectativas son bajas, nunca defrauda, y la verdad que nos ha gustado mucho.

Es una ciudad que difiere mucho de las grandes ciudades asiáticas. Apenas hay edificios altos, no hay mucho tráfico, no hemos visto aglomeraciones de gente...

Toda la ciudad es bastante tranquila, no muy grande, y es muy fácil moverse de un lado al otro andando. En parte también porque no solo hay bastantes aceras, sino que además están en bastante buen estado.

Todo el centro está lleno de templos bastante grandes y chulos, del estilo de los que hay en Tailandia. Y es que en realidad todo es muy de estilo Thai. La comida es parecida, la escritura que utilizan, el idioma...

Y es que Vientiane está en la orilla del río Mekong, y al otro lado del río ya es suelo tailandés. Eso sí, ni un solo puente para cruzar.

El templo que más nos ha gustado es el de That Luang, que está un poco a las afueras. Todo de color dorado y bastante distinto de los demás. Además a la salida encontramos un puesto callejero donde nos tomamos los mejores zumos de dragon fruit y mango de todo el viaje.
También imprescindible la visita al Patuxai, una especie de arco de triunfo que conmemora ????
El ultimo día fuimos a la única zona que aparentemente era un poco más moderna, con un par de edificios altos, pero nada, estaba todo terminando de construirse, con un par de centros comerciales muy modernos pero con más de la mitad de los locales vacíos. También vimos por ahí hay una calle de tiendas de electrónica, pero poca cosa más.

O sea que en cuanto a modernidad le queda bastante camino por recorrer todavía.
Pero en general nos ha gustado bastante y nuestra estancia aquí la verdad que se nos ha hecho corta. Nos queda un día más, justo antes de coger el vuelo desde aquí hacia España.